Con frecuencia se habla de la poca emotividad del Día del Padre. Sin embargo, esta entrega es un reconocimiento a quienes dejan huellas imborrables más allá del tiempo. Sí, dedicada a maestros extraordinarios y buenos proveedores también, quienes logran con su ejemplo perpetuar su legado en nuevas generaciones. A propósito de que mañana se celebra el Día de los Padres en el país, conversamos con algunas figuras del entretenimiento que, con el pecho lleno de orgullo, dieron un salto al pasado para retratar algunos episodios inspiradores que se han convertido en lecciones de vida para ellos.
José Virgilio Peña Suazo
En su caso, el merenguero dominicano reconoce que su padre, quien murió cuando tenía 23 años, ha sido uno de los mejores maestros que ha tenido.
“Yo recuerdo a mi padre con mucho cariño, con mucho aprecio, porque él se percató de crear en mí un ser humano fuerte y trabajador”, recuerda el intérprete de “Mi mujer me gobierna” y “Tú muere aquí”, y seguidamente reflexiona que como su viejo lo tuvo a los 63 años y sabía que él, sus hermanos y su madre, se quedarían solos, “entre sus planes estuvo forjarme un carácter fuerte, y lo logró”.
“Ya a los 7 años yo estaba trabajando con un machete en la mano, pero cuando mi padre murió yo me encargué de mi madre, y mis hermanos también pusieron de su parte”.
De él, José Virgilio Peña Suazo aprendió a disfrutar la música, especialmente el bolero. Por eso cuando le preguntan que dónde aprendió a cantarlo no vacila ni un segundo en responder que forma parte de la herencia de su padre, fanático de ese género, y que obviamente él puso de su parte para desarrollar sus dones artísticos también.
Peña Suazo aprovechó la ocasión para felicitar “a esos grandes padres que no solo dan cosas materiales, sino a todos aquellos que en base a su amor, compromiso y entrega, hacen de uno una mejor persona”.
Frank Ceara
Al conversar con el también cantante Frank Ceara, que recuerda a su fallecido padre como si estuviese vivo, reconoció que su humor negro lo heredó de su papá. Aunque hace más de 30 años que murió , el actor y compositor siempre piensa en él de la forma más alegre posible.
“Una de las cosas más divertidas de mi papá, aparte de tener un humor negro fabuloso, es que le encantaban las maldades y travesuras. Le daba susto a todo el mundo, sin importar quien fuera”.
Con cierto humor y picardía, Ceara recuerda que la primera vez que le dieron permiso para ir a su primera fiesta se pasó de la hora estimada, por lo que llegó a su casa sin hacer ruidos y cuando por fin se encerró en su habitación con seguro, pensando que se había librado de un sermón, al acostarse, “una mano de abajo de la cama me agarró los pies, ya ustedes pueden pensar que yo creía que era del infierno que me estaban halando los pies y era mi papá escondido debajo de la cama. Ese fue el castigo que me dio para que aprenda a respetar y nada más se le oía la risa”.
Jackeline Estévez
La también artista dominicana Jackeline Estévez tiene intacto en su memoria el recuerdo de un padre correcto e inquieto, que siempre buscaba que su hija, tanto en lo profesional como personal, ofreciera su mejor versión. “Eso era un control total. Yo vivía como encerrada en una cajita de cristal”, reconoce Estévez. La intérprete de “Crisálida” admite que ese estilo de vida no le permitió tener las vivencias propias de los adolescentes pero “le agradezco a papi llevar mi carrera artística hacia adelante, aún sin tener esa experiencia”.
Por Alexandra Santana y Jorge Ramos C./ Hoy.